miércoles, 15 de septiembre de 2010

Antisociabilidad debe ser antónimo de Arte

El artista siente la necesidad de crear constantemente, para ello le es necesario reflexionar, añorar, idealizar … este esfuerzo de concentración, de ensimismamiento, muy a menudo le conlleva al aislamiento y a la empatización con la soledad. 
Cierto es, que determinadas ‘dosis de soledad’ en el artista son fundamentales para la creación (en la mayoría de los casos, la inspiración de los artistas solo encuentra cabida en situaciones de soledad, siendo acompañada ésta por la añoranza, la melancolía …), ya que en ésta proliferan la concentración y la creatividad, pero, el recurrir continuadamente a esa soledad, (es decir, privándose dicho sujeto de la faceta social) de seguro hará que como consecuencia éste caiga en depresión dada la grave carencia. 
El Ser humano es un animal social, por lo tanto, le es de vital importancia el estar con personas, siendo así la antisociabilidad un gravísimo problema. Las personas antisociales tienen múltiples carencias, como es el tratar con otras personas, el saber reaccionar de acuerdo con las circunstancias presentes, o simplemente, y como más importante déficit, las vivencias fundamentales correspondientes a cada etapa de la vida, y que de no ser vividas, provocarán futuras lagunas sociales que se acentuarán en la madurez cuando les toque convivir con personas que sí tienen cubiertas tales vivencias.

Retomando el arte como eje fundamental en este texto, me gustaría diferenciar entre la persona ‘que aprende’ y ‘la que estudia’ un arte, diferencia que para mí es de vital importancia. 

En mi opinión, el que APRENDE un arte tiene otro tipo de postura ante la vida, éste siente la necesidad de expresarse, de motivarse con vivencias, o complementar sus inquietudes artísticas con otras artes, por el mero hecho de aprender a expresar un campo cada vez más amplio.
En otro apartado, por supuesto, también digno de elogio, me gustaría situar al que ESTUDIA un arte, esta persona suele mostrar, simplemente, otro tipo de inquietudes, digamos, que da mayor prioridad a otros estudios que en poco tienen que ver con las artes. Aún así, suelen sacar incluso mejores calificaciones, aunque no tiene por qué mejores resultados, dado que la gran mayoría de los docentes de hoy día premian antes el estudio mecanizado que la inquietud por la creación o la espontaneidad del que siente más devoción por aprender, pero este tema me gustaría tratarlo más adelante en futuros textos, es una idea difícil de madurar y en el que caben divergentes opiniones.
Volviendo al tema que para mí es el más importante de los que expongo, el error de la antisociabilidad, me gustaría añadir, que los más numerosos casos de antisociabilidad se encuentran en los ESTUDIANTES de sobresaliente en música, ya que si no existe una fundamental inquietud en el estudio de un arte, éste, se hace aún más abstracto y ‘sacrificado’. Esto les obliga a dedicar un mayor tiempo de ‘estudio forzado’, y el estudio de un arte viene acompañado (valga la redundancia) por horas de soledad.
Y es un grave error. Ya, que para el artista es tan necesaria las vivencias con las personas (cuantas más vivencias halla compartido, más tendrá que contar a través de su arte) como las horas de estudio. Debe existir una balanza entre ambas.


Juan Velázquez Sánchez

domingo, 12 de septiembre de 2010

Algunos versos

Mis bienes más preciados
de ciencia he de privar,
a base de cálculos erróneos
mi vida arte será.

A mi morena

Si poeta fuera yo algún día, 
ten por seguro morena mía
que tus ojos serían todo poesía,
que en tus labios dulce miel habría,
y en tu pecho flores de alegría.

Que tu luz dorada de pasión,
 tristes nublados extinguiría,
y ya no habría monotonía,
 ni más llantos, tan solo sonrisas.

De ti mil hazañas cantaría,
por ti mil veredas abriría,
 a ti mil miradas cada día.

Luego, no digas, morena mía,
que si fuera poeta algún día
amar tu vida no debería,
por seguro tenlo, hermosa mía,

que si fuera poesía, 
yo en tus ojos nacería
y en tus labios moriría.


Juan Velázquez Sánchez

sábado, 11 de septiembre de 2010

Un poema

Recio viento que filtra a mis versos
quebrando mi lira a puro placer,
alto precio el que pago, yo, necio,
ebrio de vida, por ti, mujer.

Por ti, mis más amados nublados
un día los dejé de querer,
por ti, la plaza y el limonero
maduro do’ quise envejecer.

Ahora, tapiado por soledad
yo me arrepiento de mis adentros,
mi corazón niega tus mil besos,
y si te juro mis sentimientos
por seguro tenlo, sentir miento.

Siento el lamento de un sentimiento
que me desborda en cada pensar,
do’ antes hubo tesoro Tartesso,
ahora yo solo en mi soledad.

Viento recio quebrador de versos,
truncaste mi lira a puro placer,
alto precio el que pagué, yo, necio,
ebrio de vida, por ti, mujer.

Juan Velázquez Sánchez

Pocas veces vivimos

El ser humano, anclado en su monótono concepto de estabilidad moral, rara vez se atreve a vivir el momento, el instante ... siempre acomplejado por la fugacidad del tiempo siente la obligación de planificar constantemente para buscar esa futura y relativamente fructífera ''estabilidad moral''.
Sin embargo, la excepción se encuentra en el artista. A diferencia de la inmensa mayoría, éste dejará seducirse por la vida, y no recurrirá al amputamiento de las emociones como fácil solución ante una vida dramática. Siempre plasmará sus emociones sin repudio ninguno, sin mostrarse débil ante la vida ...

Estar a la postre toda una vida siempre fue, es y será el más grave error.


                                                                         Juan Velázquez Sánchez